viernes, 4 de noviembre de 2011

Normandía y Bretaña en moto -2-


13-01-11 - CAEN - CAEN - 146 km

Nos despertamos al son de "La abeja Maya" y empezamos el día con alegría, y con ojeras. Salimos en dirección a Benouville para visitar el puente Pegasus.

Se trata de un puente levadizo que fue el primer objetivo de las tropas aliadas en su invasión. Fue tomada por la brigada de paracaidistas británicos con la finalidad de hacerse con el puente y así evitar que los alemanes pudiesen reunir tropas y trasladarlas a la playa Sword, donde se realizarían parte de los desembarcos. El nombre de Pegasus se debe al emblema de la 6 División aerotransportada del Ejército Británico.

La luz de los primeros rayos de sol filtrados a través del cielo nublado crea una bonita atmósfera alrededor del puente.




Al lado del puente nos topamos con el primer tanque del viaje. Con toda la ilusión que eso acarrea lo flasheamos desde todos los ángulos posibles, con las motos al lado, con el puente de fondo, con las motos y el puente de fondo...etc. Quien iba a decirnos que al final de aquella jornada estaríamos tan acostumbrados a ver tanques y cañones que ya apenas nos sorprenderían.
 




Al otro lado del canal está el museo dedicado a la operación de la toma de los puentes del Orne y el canal de Caen (El Pegasus). Está cerrado. Resulta que todos los museos de esta zona cierran durante el mes de enero. Pero rodeándolo podemos ver a través de la alambrada uno de los planeadores Horsa desde el que saltaron los paracaidistas y el original puente Pegasus. El que hay actualmente sobre el canal de Caen abierto al tráfico es una réplica construida en 1993. El puente original fue comprado por los veteranos británicos al precio simbólico de 1 libra.




Llevamos ya un par de días sin saber nada de nuestras sombras. ¿Se habrán enfadado con nosotros? Como las echamos de menos pensamos en donde podríamos encontrarlas. Empezamos a pensar como si fuésemos una sombra...quizá se hayan ido en busca de alguna chiquilla guapa...bueno, al ser sombras, en busca de alguna sombrilla guapa...¡¡estarán en la playa¡¡

Así que nos dirigimos a la playa más cercana, que resultó ser la playa Sword. De camino nos topamos con un búnker bastante grande que resultó ser un museo (también cerrado), pero pudimos asomarnos a través de su muro. Al otro lado pudimos ver una de las armas alemanas de máxima tecnología, las bombas volantes V-1, y una lancha de desembarco en perfecto estado.

Detrás de la barca se puede apreciar la bomba V-1


 
Llegamos a la playa Sword, la playa más oriental de las cinco que fueron protagonistas de los desembarcos. En ella lucharon las tropas británicas, las cuales lograron hacerse con la playa en unas pocas horas y con relativa facilidad. Su objetivo era conquistar Caen, a sólo 15 Km. de allí, pero eso resultó más complicado y no pudieron cumplir su objetivo durante ese primer día de asalto.




Al ser la playa más alejada de lo que fue el "mogollón" es bastante residencial, y aparte de un monumento en forma de llama no se encuentran restos de la batalla.
 


Seguimos la costa hacia el oeste y camino de la siguiente playa nos encontramos con otro tanque al pie de la carretera, por lo que paramos a hacernos las fotillos correspondientes. Además éste es bastante curioso ya que su cañón es muy cortito. Imagino que podría ser un lanza llamas.




Llegamos a la segunda playa, la playa de Juno. De esta playa se encargaron las tropas canadienses. La infantería canadiense sufrió numerosas bajas debido al gran número de minas que se encontraron, y tuvieron que ir venciendo a los alemanes trinchera a trinchera. Actualmente ha sido "decorada" con un paseo marítimo y alguno edificios de apartamentos en primera línea de playa.
 



No encontramos ni sombras ni sombrillas, pero a cambio encontramos un ventarrón del carajo, acompañado de algo de lluvia. Se hace muy incómodo, y como mi moto se zarandea que da gusto sobre su única pata de cabra decidimos seguir avanzando por la costa hacia la siguiente playa, la playa de Gold.

En la playa de Gold fueron desembarcadas las tropas de infantería británicas. El comienzo de la invasión de esta playa fue bastante caótico dadas las posiciones de los alemanes, pero a lo largo de la mañana algunas tropas británicas consiguieron adentrarse tierra adentro con la intención de llegar hasta la población de Arromanches.

En esta playa encontramos algún que otro bunker de defensa alemán en el que pueden apreciar perfectamente las huellas de la batalla.



¡Y otro tanque!


Nos volvemos a disfrazar de bolsa de basura y al igual que las tropas británicas avanzamos hacia el oeste dirección Arromanches. Justo antes de llegar nos encontramos con el puesto de observación y las baterías que defendían desde lo alto tanto la playa de Gold como la población de Arromanches.
 


 
Arromanches fue un punto clave durante la Operación Overlord (nombre en clave de la operación de los desembarcos). En esta localidad se construyeron los famosos Mulberrys, que consistían en unos muelles artificiales construidos a base de bloques de hormigón. Estos bloques de hormigón fueron construidos en Inglaterra, y eran remolcados a flote por los navíos aliados hasta Arromanches. Una vez allí eran hundidos y unidos a los demás formando una media luna alrededor de la localidad. Se habla que este puerto artificial estaba formado por unos 150 Mulberrys, lo cual hizo posible que se desembarcaran allí dos millones y medio de soldados, cuatro millones de toneladas de equipamiento y más de 500.000 vehículos.

El puerto fue finalmente destruido por un temporal, pero en la actualidad quedan algunos Mulberrys varados en la costa, lo que permite hacerse una idea de como era. Tuvimos la suerte de encontrar la marea baja, por lo que nos pudimos acercar hasta uno de ellos.





Aquí puede apreciarse que eran huecos por dentro para que flotasen mientras eran remolcados, y una vez llegados a su destino se abrían agujeros para inundar sus cámaras interiores y hundirlos hasta unirlos al resto. 


Éste era uno de los puentes que los unía.

Aparte de los Mulberrys pudimos ver diferentes vehículos y artilugios de batalla.





Este "pequeñín" disparaba hasta una distancia de 12 Km. Casi nada.




 
En la plaza del pueblo nos encontramos con algo que nos costaba trabajo creer, algo que hacía tiempo que no veíamos: ¡¡Moteros!! No habíamos visto ninguno desde.... bueno, no habíamos visto ninguno en todo el viaje. Se trataba de tres tipos irlandeses muy peculiares, barbudos, y cuando digo barbudos es que hablo de un palmo de barba. Venían nada más y nada menos que de pingüinos, pero en ferry desde Gijón. Sus monturas eran unas Suzuki tipo Bandit de mas de 1.000 cc, bastante viejas y cargadas de millas. Todos ellos llevaban puesto un chaleco (encima del goretex, claro) lleno de parches de los lugares a los que habían viajado en moto, ¡y a penas les quedaba ya espacio!. Entre esos parches estaba el del emblema de su motoclub, del cual eran sus únicos 3 socios.

Ya es medio día y estamos caninos. Buscamos un lugar donde poder echar gasolina a nuestros cuerpos, pero todo está cerrado. ¿Será por que es enero, como los museos? Tiramos de unos batidos y unas galletas que llevábamos en las maletas y decidimos ir avanzando a ver si encontramos algo abierto más adelante.



Seguimos nuestra ruta por la costa, siempre hacia el oeste, hasta que llegamos a Longes sur mer, donde nos encontramos con un grupo de baterías del muro atlántico alemán. Se trata de cuatro casamatas con sus correspondientes cañones de nada mas y nada menos que 150 mm. Estos cañones tenían un alcance de más de 20 km, y todos ellos apuntaban hacia el mar. Desde su posición podían cubrir tanto la playa de Gold hacia el este, como la de Omaha hacia el oeste.










Estas casamatas se encontraban situadas como a un kilómetro hacia el interior, pero disponían de un puesto de observación justo al pie del acantilado, desde donde divisaban los objetivos y pasaban las coordenadas a las baterías para que ajustasen el correspondiente disparo. Este puesto de observación se encontraba en obras, pero los obreros nos dejaron pasar a pie para poder verlo.






Lógicamente aquí no hay nada que meternos al cuerpo asíque seguimos nuestra ruta por la costa en dirección a la playa de Omaha. Antes de llegar nos topamos con el famoso cementerio de soldados americanos. Digo famoso por que es el que aparece en la película "Salvar al soldado Ryan". Está situado justo en la colina que hay sobre la playa de Omaha, donde fallecieron la mayoría de ellos. Es inmenso, y eso que tan solo el 40% de los fallecidos en aquella batalla está enterrado aquí. El resto fue repatriado a EEUU. Se encuentra en un estado impecable. No se puede encontrar ni una ramita fuera de su lugar. Sobran las palabras.







 
Desde el propio cementerio hay un sendero que baja directamente a la playa de Omaha. En esta playa desembarcaron las tropas americanas, y se liberó la batalla más salvaje de toda la Operación Overlord.



Además de con un fuerte temporal que hizo que muchas de las lanchas de desembarco quedaran muy desplazadas del lugar deseado, las tropas americanas  se encontraron con una defensa alemana mucho más sólida de lo que habían planeado. Aparte de la artillería sobre la colina que domina la playa, ésta se encontraba llena de obstáculos de todo tipo, troncos clavados en la arena para evitar el avance de los tanques y de minas. Por otro lado el apoyo que debían recibir por parte de los bombarderos aliados no estaba sirviendo de gran ayuda, ya que no estaban dando en los blancos, sino más hacia el interior.





Aquella mañana del 6 de Junio de 1944 perdieron la vida más de 3.000 soldados americanos en la playa de Omaha. Esta playa es llamada por los veteranos de guerra como "Bloody Omaha" (La sangrienta Omaha).





En el extremo occidental de la playa encontramos el monumento "Les Braves", construido en 2005 en honor a los caídos en aquella batalla.



Estaba siendo un día de lo más interesante, pero ya era media tarde y desde el desayuno sólo habíamos tomado el batido en Arromanches. Estábamos agotados. Éstas eran nuestras caras en los servicios del cementerio americano.


 
Ya no podíamos más. Estaba anocheciendo y la ruta había finalizado. Estábamos contentos por que nos había dado tiempo a ver todo lo planeado y con calma, pero aún nos quedaba una hora de moto de vuelta a Caen, de noche, con frío y lluvia, y la verdad es que no nos veíamos en condiciones de afrontarlo, por lo que nos pusimos a buscar desesperadamente un lugar donde poder ingerir algo.

Al fin encontramos un bareto, por lo que nos lanzamos a él. Era llevado por un francés nada sonriente, el cuel jugaba a las cartas en la barra con un par de amigotes. Nos mira raro y nos pregunta que que queremos. Le decimos que tomar algo y nos dice que lo único que nos puede ofrecer es un té. No alimenta, pero al menos está caliente, por lo que aceptamos, lo cual parece no hacerle mucha gracia. Cuando nos marchábamos veo que hay una nevera con Orangina (una especie de fanta de naranja), asíque le cojo una y le digo que me la cobre.

Volvemos a las motos y con la Orangina y una ración de queso que llevaba en la maleta desde Madrid, pudimos coger fuerzas para el tramo de autopista que nos quedaba. Por cierto, el precio de los dos tes y la lata de orangina fue de 8,50 €.

Enfilamos la autopista y vamos directamente a una crepería que habíamos fichado el día anterior. Aquí el trato fue normal, la comida normal, y los precios normales. Menos mal.

Para volver al hotel seguimos el mismo camino que hicimos la noche anterior. Esto me permitió ver con mis propios ojos lo que me comentó Jako que había visto en el trayecto del día anterior y que yo me había perdido: las putas más curiosas que haya visto jamás. Se trata de una serie caravanas y/o furgonetas aparcadas de culo contra la pared en una calle de las afueras, en las que se encuentra una mujer en cada una de ellas. Al estar aparcadas de culo desde la carretera se ve el frontal de la furgoneta. En todas ellas, en la zona del asiento del conductor hay unas velas o lamparitas que iluminan la zona del conductor, en la cual está sentada la mujer, de piel oscura todas las que vi, luciendo un gran escote o directamente en sujetador a la espera de clientes. En una de ellas no vi a la señorita, pero me fijé en que tras las cortinillas de las ventanas posteriores había luz encendida, por lo que imagino que estaría trabajando. Todo esto lo deduzco mientras paso por delante con la moto, asíque no podría asegurarlo, pero me cuesta trabajo creer que fuese otra cosa que no fuese prostitución. Además pude ver a un hombre en solitario acercarse a una de las furgonetas, lo que fortaleció mis sospechas.

Han sido sólo 146 km sobre la moto, pero han sido los más cansados de mi vida. Hemos subido y bajado de la moto unas 146 veces, me he quitado y puesto el casco 146 veces, los guantes otras 146, y el chubasquero alguna menos.

Para relajarnos antes de dormir comenzamos un pique a ver quien ponía la canción más casposa en youtube. Esta noche ganó Raphael con "Mi gran noche".

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