lunes, 6 de agosto de 2012

Una carrera contra el Sol



UNA CARRERA CONTRA EL SOL








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El despertador suena a las 5.15. Abro el ojo y al ver en donde me encuentro me activo rápidamente. Estamos en Cadaqués, punto de partida de este desafío. En pocos minutos arrancamos las motos, aniquilando de un plumazo la paz y tranquilidad que reina en las calles de esta pequeña localidad a estas horas.

Nos dirigimos a la punta del Cabo de Creus. Una vez alli esperamos pacientemente a que salga el sol. Según nuestra información el sol aparecerá a las 6:08 y se pondrá a las 22:22,  pero unas nubes nos impiden verlo hasta unos minutos más tarde. Finalmente aparece el Sr. Lorenzo. Ha hecho trampa. Cuando aparece ya está algo alto y nos ha sacado unos minutos de ventaja. ¡No importa! - decimos confiados. ¡Le ganaremos!.

Empieza la carrera. 1.350 km y más de 15h sobre la moto para conseguir llegar a la meta, el faro de Finisterre, antes que el sol.

Disfrutamos como enanos de la carreterita que nos lleva hasta Roses, y poco después nos despedimos de las carreteras de doble sentido hasta pocos kilómetros antes de Finisterre. Enfilamos la autopista y tras superar las pequeñas congestiones del tráfico matutino de los alrededores de Barcelona ponemos rumbo oeste hacia Zaragoza.

Las horas y los kilómetros van pasando.... Lérida, Zaragoza, Logroño, Burgos.... Nuestra sombra ha pasado de ir por delante de nosotros a esconderse bajo la moto, lo que indica que es medio día. Comprobamos ruta, tiempo y kilómetros y la cosa no va mal. Lorenzo lo va a tener complicado para ganarnos.

Pasado Burgos, en una de las múltiples paradas que tenemos que hacer debido a mi escasa autonomía de poco más de 200 km, nos encontramos con una mujer de unos 45-50 años que viaja en una Harley enorme. Viene de la concentración de Harleys que hubo el fin de semana en Cascais (Portugal). Es de Noruega, y se ha bajado desde allí en moto y en solitario. Nos cuenta que era la única mujer del un grupo de unos 40 noruegos que había en Cascais, y además la única que bajó en moto. Los demás bajaron en avión hasta Málaga. Se dispone a llegar hasta Pamplona, nos deseamos buena ruta mutuamente y nos despedimos.

A Lorenzo no le hace gracia que vayamos por delante, por lo que envía a su colega Eolo a interceptarnos. A la altura de León el viento solpa con ganas. Como eso no es suficiente también nos envía lluvia. Pasado León debemos pararnos debajo de un puente a enfundarnos el traje de agua.

Llegamos a la A6, y aparecen los primeros carteles de A Coruña. Suena bien. De repente todos los vehículos que nos preceden iluminan sus luces de freno. Aparecen varios guardia civiles haciendo señas para que aminoremos, hasta que nos hacen detenernos por completo. La autovía entera está parada. Algo sucede. Mientras esperamos hacemos nuestros cálculos. Aún no hemos llegado a Ponferrada pero tenemos media hora de ventaja sobre Lorenzo. Pasan 5 minutos, 10 minutos... Seguimos todos parados. En el otro sentido no circula nadie. A un camionero le informan por frecuencia de lo que ocurre. Tanto la autovía como la nacional estan cortadas por los mineros. La moral se nos cae al suelo. No nos lo podemos creer. Llevamos 12h y mil kilómetros en moto y el desafío se va al carajo. Nosotros parados y Lorenzo sigue su curso. Aun así Jako y yo decidimos que seguiremos hasta Finisterre, sea a la hora que sea.

Los minutos siguen pasando y empiezo a planear diversas alternativas para salir de la encerrona. Propongo a Jako cruzar la mediana de la autovía y buscar una ruta alternativa en sentido contrario, pero no se atreve. No es fácil, hay un buen escalón que saltar y está lleno de arbustos y la tierra está empapada. Creo que tiene razón.

Estudiando rutas alternativas encuentro una carreterita que bordea el monte donde está el pueblo de la revuelta. Con ese rodeo saldremos de nuevo a la autovía pasado el corte. Aprovechando que ahora no hay guardia civil remontamos la autovía en sentido contrario entre los coches hasta la salida más próxima y enlazamos con la carreteriata alternativa. Para nuestra sorpresa en pocos minutos estamos de nuevo en la autovía, esta vez con el corte a nuestra espalda. La escala que mostraba el gps nos había engañado y el rodeo era de  menos kilometros de los que pensabamos. Antes de entrar a la autovía de nuevo hacemos reunión y vemos como está la situación. Jako trastea con el gps, me mira y concluye: ¡Si le damos mango podemos lograrlo!

Debido al corte no hay nada de tráfico en la autovía, circulamos solos. No deja de llover. Apretamos en las rectas, aflojamos en las curvas. La concentración es máxima. Tengo la sensación de que volamos, aunque el velocímetro no indica eso. Llevamos unos mil kilómetros y nos queda una contrareloj de 350 más. No hay tiempo de pensar en el dolor de culo, de piernas o el frío que tengo en las manos. La cabeza esta ocupada al 100% en examinar lo que hay entre las don líneas blancas que delimitan la calzada.

Por el rabillo del ojo veo que en un pequeño claro Lorenzo se asoma a controlar como va la cosa. Todavía está alto, pero él sabe que tiene un buen sprint final, sabe que bajará rápido. Se vuelve a esconder y nosotros seguimos a lo nuestro. Vamos a todo lo que damos de sí sin riesgos, aunque sea tarde preferimos la opción de llegar enteros.

Se acaba la autovía y comienza la carretera de doble sentido. Tiene buen firme, pero no deja de llover. No vemos el sol por culpa de las nubes, pero aún hay luz. Seguimos "a tope". No tengo ni idea de los kilómetros que quedan ya que es Jako el que navega con el gps, pero segun me informó al pasar el último peaje todo indica que se nos va a escapar el reto por muy poco.

Pasado Corcubión llega una sorpresa más, pero esta vez positiva. Un cartel de Via Rápida indica directo a Finisterre. Debe ser reciente. Eso significa que no hay que atravesar el último pueblo y ahorraremos unos minutos.  Miro el reloj. Miro al frente y veo a Jako haciendo aspavientos con el brazo desde su moto. Últimos kilómetros. Diluvia. Llegamos al pueblo de Finisterre altos de pulsaciones. Miro el reloj. Cruzamos el pueblo como una exhalación. Miro el reloj. Sólo queda el último tramo de unos 2 kms que nos lleva hasta el faro. Miro el reloj. Llegamos al Faro. Miro el reloj. Marca las 22:19, le pregunto a Jako que hora tiene él. El suyo marca las 22:22. No vemos el sol por la lluvia, pero segun nuestra información para el día de hoy se ponía a las 22:22. ¡EMPATE! Después de más de 16h sobre la moto y 1.357km hemos empatado con Lorenzo. Pero lo celebramos como si fuese una victoria. Saltamos, gritamos y nos abrazamos frente al faro.