INTRODUCCIÓN.
California. Las Vegas. San Francisco. Gran Cañón. Alcatraz.
Todas estas son palabras de película. Y por fin nos toca a nosotros ser los
protagonistas.
La famosa Costa Oeste de Estados
Unidos es uno de los destinos que casi todo el mundo se plantea en alguna
ocasión, ya que nos resulta muy familiar por el tema del cine. Así que
llevábamos tiempo deseando tacharlo de la lista, pero como nuestra lista
viajera es bastante extensa pues se nos ocurrió que podíamos hacer un 2x1,
¡Costa Oeste + Autocaravana!
10-10-15. SAN FRANCISCO – PLACERVILLE.
Nos despertamos en un hotel típico
de película a las afueras de San Francisco, y tras un buen rato de tren y
autobús llegamos a la sede de Cruise America, en donde recogemos nuestra
“pequeña autocaravana” a la que bautizamos como ´La Cacharra´.
Se trata de la autocaravana más
pequeña de todo el catálogo, es decir, que tiene el tamaño medio de una europea
por así decirlo. Ya se sabe a los americanos les gustan las cosas a lo grande,
hasta el punto de que en varias ocasiones nos han llegado a preguntar
extrañados si podíamos viajar en algo tan pequeño, incluso hubo quien nos pidió
permiso para verla por dentro para verlo con sus propios ojos. Esta claro que
en América el tamaño sí importa.
Comenzamos ruta en dirección al
lago Tahoe, con intención de dormir en algún lugar pasado Sacramento. Es la
primera vez que conduzco una autocaravana y se me hace bastante extraño.
Llegamos a un camping y no hay
nadie. Simplemente entras, eliges la parcela y depositas el dinero con el
número de parcela en un sobre y lo metes a un buzón. Fácil y sencillo.
Afortunadamente la cama resulta más cómoda y amplia de lo que me esperaba.
11-10-15. PLACERVILLE – LAGO TAHOE – COLEVILLE.
Rocío nos lleva por la bonita
carretera que sube hasta el lago Tahoe, que esta a casi 2.000m de altitud, lo
que hace que sea ideal para disfrutar del fresquito veraniego como de la nieve
en invierno.
Comenzamos a dar la vuelta al lago
por la carreterita que va bordeando la costa. La ruta esta llena de pequeñas
calitas muy agradables, pero no hay sitio donde parar para verlas, sólo
entrando a pequeños aparcamientos que cuestan entre 8 y 10 dólares. Finalmente
encontramos donde meter la Cacharra y nos vamos a disfrutar de una de sus
playas.
Nos damos un paseíto y cuando
volvemos a las toallas resulta que una traviesa ardillita se había metido en la
mochila, había sacado la bolsa de patatas fritas, la había roto y allí se las
estaba comiendo tan tranquila. Se ve que las ardillitas de la zona están más
que acostumbradas al ser humano, ya que estaba la mar de juguetona.
Desde el lago hemos puesto rumbo a
Coleville, pueblo situado de camino a Yosemite. Para llegar a él hay que pasar
por el Monitor Pass, un bonito puerto de montaña que asciende hasta los 8.314
pies (2.534m) con un asfalto tan liso que ni los platos del armario suenan al
circular por él.
12-10-15. COLEVILLE – YOSEMITE.
La noche ha sido fría, unos 4ºC,pero
en cuanto sale el sol el día se queda muy agradable.
Hoy toca el primer cambio de aguas
de la caravana, que apañamos como podemos. Somos novatos y además aquí funciona
de manera diferente a Europa. Aquí hay que conectar un tubo desde el depósito
de cacas de la caravana hasta un agujero en el suelo, y depende de lo mañoso y
suertudo que seas así acabarás…
Tras hacer la compra
correspondiente antes de entrar al parque nacional de Yosemite tomamos la
bonita carretera 395 que nos llevará hacia el lago Mono (sí, ese es el nombre
del lago), y desde allí nos desviaremos hacia la entrada Este del parque de
Yosemite, para lo cual hay que subir el Tiago Pass, un largo y empinado puerto
de montaña que asciende hasta los 9,954 pies (3.031m), en cuya cima se
encuentra la entrada al parque. (ojo porque esta carretera y entrada cierra en
invierno por la nieve). La verdad es que
el puerto se sube con bastante facilidad ya que es de pendiente constante,
curvas amplias y bue asfalto. Y por si fuera poco la Cacharra lleva un motor
gasolina V8 de más de 5 litros, que en Europa sería una ruina, pero que aquí
está en su salsa.
Yosemite nos recibe con
impresionantes paredes de roca, bonitos lagos e increíbles vistas.
Cruzamos el parque desde el Este
hacia el Oeste, para llegar al Valle de Yosemite, que es donde se encuentran
los principales puntos de interés. Hay bastante gente y en el centro de
visitantes nos informan que casi todos los campgrounds (zonas de acampada)
estan prácticamente completos por lo que tenemos que irnos a uno que esta a
unos 30 km de allí. Una vez con nuestra parcela reservada dedicamos lo que
queda del día a hacer unas fotos de la zona.
El Capitán |
Half Dome |
Antes de irte a la cama en Yosemite
has de prepararte para evitar ser atacado por un oso. Sí, lo has leído bien. El
centro de visitantes esta lleno de pantallas con videos de osos entrando en
caravanas, tiendas de campaña e incluso por la ventanilla de un coche en busca
de un bocadillo olvidado en los asientos de atrás. Estos vídeos intentan
recordar y advertir, con esa exageración característica de cualquier aviso
americano, que no se debe de dejar nada de comida al olfato de los osos, por
que por aquí hay un montón, y donde hay comida va el oso.
Para evitar estos percances en
todos los aparcamientos y zonas de acampada hay unos cajones metálicos con un
cierre aprueba de zarpas de oso en donde hay que meter toda la comida y la
basura. En las caravanas también se puede guardar e la nevera, ya que es
hermética. Así que antes de irse a la cama hay que vaciar los armarios y
meterlo todo en el cajón, incluso los paquetes cerrados, las latas o la pasta
de dientes. Según nos dicen los osos no atacan a los humanos, sino que van en
busca de la comida.
Así que con todo bien guardadito y
cerradito nos vamos a dormir.
13-10-15. YOSEMITE – JUNE LAKE.
Sobre las 5 de la madrugada:
-
¡Raúl!
-
Zzzzz…..
-
Raúl, ¿oyes eso?
-
¿el qué?
-
Escucha…
-
Será un oso.
-
¿¡¿¡ QUÉÉÉ ?!?!
Esa fue nuestra pequeña
conversación a mitad de la noche. Rocío se despertó porque fuera se escuchaban
ruidos y me despertó bastante asustada. Una vez desempanado afino el oído y sí,
ahí fuera hay algo. Intentamos asomarnos por el ventanuco pero esta todo super
oscuro. Parece que es un oso rascando el cajón metálico y golpeando el cierre. Vale,
hay que mantener la calma que dentro de la cacharra no hay comida, pero joder,
ahí fuera hay un oso con hambre. Convenzo a Rocío de quedarnos quietos y en silencio
para evitar llamar su atención, y mientras ella me abraza con fuerza yo pienso
que si el bicho ese empieza a rascar la puerta de la caravana yo arranco y me
piro quemando rueda. Además, la tranquilizo diciéndole que en la parcela de al
lado hay unos durmiendo en una tienda de campaña, que antes de comernos a
nosotros se los comerá a ellos. Esos sí que tenían que estar acojonados.
Al cabo de un ratito se dejan de
escuchar los ruidos y podemos volver a relajarnos un ratito. Cuando salimos por
la mañana vemos un montón de huellas de zarpas al lado de la Cacharra y del
cajón, y efectivamente, golpeando el cierre del cajón suena igual que por la
noche. Al final los cajones y las advertencias han sido útiles.
Por la mañana tomamos la carretera
que sube hacia el Glacier Point y antes de llegar paramos para hacer una bonita
ruta de trekking que subía al Sentine Dome, desde donde había unas vistas
espectaculares de El Capitán y el Half Dome, pasaba por el Glacier Point y
llegaba hasta el Taft Point.
Yosemite nos ha encantado. Un sitio
para perderse más días, pero ¡que pocas vacaciones se tienen y cuantos lugares
que ver! Abandonamos Yosemite por el mismo lugar por el que entramos y acabamos
haciendo noche al lado del lago June, en donde también hay que esconder la
comida en los cajones, aunque esta noche no hubo más sorpresa que un frío
helador.
14-10-15. JUNE LAKE – DEATH VALLEY – PAHRUMP.
Avanzamos hacia el sur y poco a
poco el paisaje va perdiendo vida y volviéndose cada vez más desértico a medida
que nos acercamos al Death Valley (Valle de la Muerte). Los árboles ceden su
terreno a las piedras, las montañas a las llanuras y las curvas a las
interminables rectas. En una de estas rectas, mientras rodábamos tranquilos
dentro de nuestra casita con ruedas escuchando música country, ésta pareció
desintegrarse en un ruido ensordecedor a la par que nuestros corazoncitos se
ponían al galope en un instante y todo se tambaleaba. Un avión de combate nos
adelantó justo por encima como a diez metros de altura, a toda velocidad,
dándonos un susto de muerte y dejándonos medio sordos. Yo creo que debíamos ser
lo único que se movía en toda esa llanura y debimos de ser su objetivo durante
sus prácticas. Como en Top Gun, lo típico. Menos mal que no apretaron el botón
rojo.
El Death Valley nos recibe con
mucho calor. No tenemos termómetro pero estoy seguro de que estamos por encima
delos 40 grados centígrados, y es Octubre. De todas formas es de esperar ya que
este Valle de la Muerte, que recibe su nombre al resultar un gran obstáculo
para los colonizadores, pertenece al desierto de Mojave. De hecho es el punto
más caliente y seco del mundo, con una temperatura récord de 58 grados
centígrados. Cuando la carretera se ponía cuesta arriba había un cartel que te
indicaba que apagases el aire acondicionado del coche para evitar
sobrecalentamiento del motor. Y ojo si queréis visitar el Death Valley con un
coche de alquiler, porque hay algunas compañías de alquiler que no permiten
venir aquí con sus coches.
La primera parada la hacemos para
recorrer el Gold Canyon, un pequeño cañón entre rocas en el que hace un calor
del carajo.
Con el aire acondicionado a tope
nos dirigimos a Baldwater, que es el punto más bajo de Estados Unidos con una
altitud de 86 metros por debajo del nivel del mar. Se trata de una cuenca en la
que alguna vez se llega a formar una charca muy extensa y poco profunda cuando
viene una época de tormentas. Esto provoca que los pequeños arroyos de la zona
arrastren todas las sales de la zona hasta aquí, y como esta zona tiene el
mayor potencial de evaporación de Estados Unidos pues el resultado es una gran
llanura formada por curiosos cristales de sal.
Antes de abandonar la zona nos
paramos en el Zabriskis Point, a disfrutar de las vistas de este valle.
Es hora de carretera y manta en
dirección al Gran Cañón, pero se hace tarde y paramos a dormir en una zona de caravanas en Pahrump.
15-10-15. PAHRUMP – PRESA HOOVER – TUSAYAN.
Hoy ha tocado jornada de carretera
para llegar al Parque Natural del Gran Cañón. Hemos pasado por Las Vegas, pero
no hemos parado, lo haremos a la vuelta.
Donde sí hemos parado es en la
famosa Presa Hoover. Famosa por aparecer en numerosas películas, como en la
mítica Superman. Pero famosa también por haber sido una de las mayores obras de
ingeniería de la época. Se construyó en los años 30, y aunque supuso una obra
faraónica ya que se tuvo que desviar el cauce del río colorado se finalizó dos
años antes de lo previsto, cambiando por completo la vida en esta zona tan
desértica.
Desde aquí vuelta a la carretera
hasta Tusayan, ya en las puertas del Parque Natural del Gran Cañón.
16-10-15. GRAN CAÑÓN.
Rocío hoy se despierta más activa
de lo normal. Sí, más aún. Y es que hoy visitaremos el Gran Cañón, algo que
llevaba deseando desde niña y que le hace especial ilusión. Yo tuve suerte de
conocerlo unos años atrás, más de diez, pero un lugar como este siempre hace
ilusión volver a visitarlo.
El Gran Cañón del Colorado. Solo
con el nombre ya te teletransportas a una película del Oeste. Pero en lugar de
entrar al Parque Natural a caballo y mascando tabaco lo hacemos dentro de La
Cacharra. Éste es uno de los parques naturales más antiguos del país, y es uno
de los que más visitantes recibe a lo largo del año. Y es por eso que está
bastante organizado. Aparcas en el centro de visitantes y a partir de ahí te
vas andando a lo largo del cañón para ir disfrutando del espectacular paisaje,
con la particularidad de que a lo largo del camino que sigue el borde del cañón
hay una carreterita por la que va pasando un autobús del parque cada cierto
tiempo con diferentes paradas a lo largo del recorrido. Por lo tanto, puedes
hacer la vuelta en bus, o ir de parada en parada, dependiendo de lo que te
guste andar. Nosotros hicimos el recorrido de ida andando y la vuelta en bus,
sobre todo porque nos cayó una buena tormenta.
Para los más aventureros están las
rutas que bajan hasta el río, pero éstas no son recomendables hacerlas en un
solo día, por que son muy largas y se baja muy bien, pero la subida es dura y
larga.
La vez que estuve en el Gran Cañón
fue en una excursión desde Las Vegas. Pensando que sería la única vez que lo
vería decidimos tirar la casa por la ventana e hicimos la excursión en
helicóptero. Sobrevolamos la presa Hoover y recorrimos la parte del Gran Cañón
más cercana a Las Vegas. El helicóptero no solo sobrevolaba el cañón, sino que
se metía dentro e incluso aterrizamos en el río, bueno al lado del río, para
hacer un picnic. Como fue una gran experiencia pues hemos reservado un paseo en
helicóptero para mañana. Por si acaso no volvemos… jeje.
Con la ilusión del Gran Cañón y con
la esperanza de que deje de llover nos vamos a dormir al mismo sitio de ayer.
17-10-15. GRAN CAÑÓN – LAS VEGAS.
Nos levantamos super pronto para ir
a ver el amanecer al Gran Cañón. Hace frío y esta nublado, lo que nos impide
ver el sol, pero las nubes tan muy bajitas, incluso dentrodel cañón, lo que
hace que el paisaje haya merecido la pena el madrugón.
Con estas condiciones
meteorológicas en el helipuerto nos dicen que de momento no van a salir a
volar, así que el vuelo lo dejaremos para otra ocasión y abandonamos el Parque
Natural rumbo a Las Vegas.
La naturaleza es acojonante. Nunca
deja de sorprendernos. Acabamos de ver como el agua se ha comido cientos de
kilómetros de roca, simplemente con su paso a lo largo del tiempo. Y ahora a
pie de carretera nos sorprende con una pelea de ¿renos?
Resulta todo un espectáculo, tanto
visual como auditivo, ya que impresiona oír como gruñen y como chocan los
cuernos. Finalmente, uno de ellos se retira y se queda el ganador.
Desde aquí ponemos rumbo directo a
Las Vegas. Esta vez la entrada fue menos triunfal y caótica que la primera vez
cuando llegué aquí subido en una avioneta con un amigo, cruzando como pudimos
el desierto de Nuevo Méjico y Arizona. Pero eso es otra historia que daría para
otro blog.
Para legar a Las Vegas pasamos por
un tramo de la mítica Rauta 66. A parte de algún sitio ambientado a lo clásico
para hacerse una foto la carretera no tiene nada de especial, es recta y
monótona.
En Las Vegas nos alojamos en un
camping que hay dentro de la ciudad, y que tiene un autobús que te lleva
directo al centro. Y una vez allí compruebo que apenas a cambiado en la última
década. Sigue siendo la misma ciudad estrambótica, hortera, curiosa y divertida
que siempre.
La mayoría del ambiente de Las
Vegas se concentra en una calle, Las Vegas Bulevard, más conocido como el
Strip. Aquí es donde se encuentran los principales y más famosos casinos, que
no son pocos ni pequeños, ni discretos. Cada uno está ambientado en algo,
Egipto, Venecia, Nueva York, París, Isla del tesoro, etc. Todos son casino+hotel,
y la parte del casino esta abierta a todos los públicos y es gratuita. De hecho,
ir de casino en casino es la principal actividad en la ciudad. Pero no sólo son
casinos, sino que cada uno de ellos son como pequeños centros comerciales
llenos de tiendas y restaurantes.
Es sábado por la tarde y la ciudad
está repleta de gente, de todo tipo. Aquí tanto la vergüenza como la elegancia
pasan a un segundo plano.
Si los casinos son espectaculares
por fuera, no lo son menos por dentro. Dentro de cada uno de ellos podrás
disfrutar de un bonito cielo azul con algunas nubes mientras paseas por las
calles de París, Nueva York o Venecia, con góndolas y cantarines gondoleros
incluidos en este último.
Y de repente, al salir de uno de
esos micro mundos de permanente cielo azul, te encuentras en una ciudad
totalmente diferente, que aunque siga siendo la misma ciudad nada tiene que ver
con la que dejaste antes de irte a Venecia, París o Nueva York. Ahora es mágica
y tiene vida propia. Ahora es de noche.
Imagino que os habréis fijado en la
última foto, hay una maldita montaña rusa recorriendo la fachada del hotel. La
estatua de la libertad o el Empire State no debían de llamar la suficiente
atención por aquí que tuvieron que montar la montaña rusa. Me encantaría
conocer al ingeniero/arquitecto/diseñador/loquesea que presentó esa idea a la
directiva del proyecto. También me pregunto si las habitaciones con vistas al
looping tendrán sobrecoste.
Si hay algo característico en la
noche de Las Vegas es el espectáculo de agua, luz y sonido del Bellagio. Seguro
que a todos os viene a la cabeza la imagen final de la película Ocean´s eleven,
protagonizada por Brad Pitt y George Clooney entre otros. Pues es igual que en
la película pero con un montón de gente. El espectáculo es a ciertas horas en
punto y hay que estar pendiente para lograr un sitio en primera fila.
Rocío ha alucinado, como todo aquel
que visita Las Vegas por primera vez, con el circo que tienen montado aquí en medio
del desierto. Desde mi punto de vista es una ciudad que merece la pena visitar
una vez en la vida, pero en la que o hace falta perder mucho tiempo. Es cierto
que tiene buenos espectáculos, conciertos y seguro que otro montón de
actividades, pero su atractivo principal y por lo que es mundialmente famosa es
por sus casinos, y para eso con un día te sobra. Dos si quieres casarte
disfrazado de Elvis y Marilyn Monroe.
18-10-15. LAS VEGAS – VISALIA.
Nuestro siguiente objetivo del
viaje es el Parque Nacional de las Secuoyas gigantes. Hay una buena tirada de
kilómetros, y a la altura de Barstow empieza a llover formando auténticas
riadas por la carretera. A la altura de Mojave la carretera esta cortada por
causa de la lluvia, le pregunto al policía y sorprendentemente es un soso y
pasa de indicarnos. Y digo sorprendentemente porque mi experiencia en el trato
con la policía estadounidense siempre ha sido ejemplar, lo de ´para proteger y
servir´ lo llevan dentro, hasta el punto de llevarme una vez a un Mc.Auto a por
unas hamburguesas en la parte trasera del coche patrulla…
El caso es que como estábamos allí
atascados, una señora que pasaba por allí nos estuvo dando indicaciones de
carreteruchas locales para conseguir salir pasado el corte, y así lo hicimos.
Llegamos a dormir a Visalia que
esta justo al lado de las Secuoyas.
19-10-15. VISALIA – SECUOYAS – PISMO BEACH.
Lo primero que queríamos visitar en
esta zona era el Kings Canyon, pero la carretera esta cortada por el incendio
que hubo aquí este verano. Sorprende ver como muchas de las fincas privadas
tienen carteles agradeciendo a los bomberos el trabajo realizado. ¡Qué grandes
son los americanos para ciertas cosas!
En este bosque te sientes
liliputiense. Los árboles son simplemente gigantes. Es como si los coches, las
personas y las casas fueran de juguete. Paseamos por el bosque visitando los
diferentes árboles con nombre propio, como el “General Sherman Tree” que es
considerado el árbol con el tronco más grueso del mundo (más de 33m de perímetro)
o el “General Grant Tree”, que es considerado el tercero del mundo en cuanto a
volumen de tronco y que es considerado el árbol nacional de Navidad. Una placa
nos informa que en este árbol cabrían 37 millones de pelotas de ping pong en su
tronco, o si te resulta más fácil imaginártelo, unos 157 mil balones de
baloncesto.
Saliendo de la zona de las
secuoyas, circulando tranquilamente entre los enormes árboles, veo por el
espejo retrovisor que se acerca un coche de policía con las luces encendidas.
Veo que no nos adelanta y que se queda detrás de nosotros, por lo que me mosqueo
un poco. Como disimulando me desvío como a un pequeño aparcamiento, y ellos
vienen detrás y ya nos ponen la sirena, por lo que me paro. Del coche patrulla
sale un hombre corpulento, de frondosa barba castaña, vestido con el típico
traje de policía forestal todo verde y con un sombrero marrón. Por el
retrovisor miro a ver si de compañero lleva al oso Yogui. Y la típica pregunta
que todo policía hace al conductor (debe de ser un protocolo internacional):
“Caballero, ¿sabe usted por que le he parado?”
Mientras su compañero comprueba
nuestra documentación, el barbudo policía me explica que me he saltado un STOP.
Pongo mi cara de asombro y le hago saber que es extraño, ya que como puede ver
estamos circulando tranquilamente y sin prisa y que no he visto ningún STOP. Él
me dice que sí, que en el cruce que había como una milla antes. Rebobino mi
memoria y ya empiezo a entender lo que pasa. Saliendo de una de las zonas de
aparcamiento se llega a un cruce en forma de T en donde efectivamente hay un STOP. Peeeero uno de los lados
estaba cortado. Para que os hagáis una idea, nosotros íbamos circulando por el
palito vertical de la T, y al llegar
al palito horizontal estaba el STOP, pero la parte izquierda del palito
horizontal estaba cortada, en ambos sentidos, por lo que la cosa se queda como
si fuese una curva de 90º a la derecha. Empieza entonces la conversación de
besugos entre el policía y yo:
- - Había un STOP.
- Sí señor, pero al estar cortada la parte de la
izquierda la carretera se convierte en una curva a la derecha.
- - Pero había un STOP.
- - Sí, pero no había cruce, era una curva.
- - (algo chirría en los cuadrados engranajes cerebrales
del policía)
- - Había un STOP.
- - Sí, pero no había posibilidad de que viniese nadie por
la izquierda.
- - (Rocío es una estatua ojiplática a mi derecha)
- - El STOP estaba allí.
- - Sí señor, tiene usted razón.
Finalmente, la cosa acaba en un
aviso y continuamos viaje hacia la costa del Pacífico. La carretera es cómoda y
rápida. Llegamos ala zona de San Luis Obispo ya de noche con la idea de dormir
en un camping. Preguntamos en uno y nos piden nada más y nada menos que 70$.
Huimos de allí quemando rueda al estilo Delorian en Regreso al Futuro y nos
dirigimos a otro que aparece en la base de datos del GPS. Pero resulta ser una
base militar, y aunque le preguntamos al amable y armadísimo guardia si podemos
dormir allí nos dice que no. Es lo que tienen los mapas gratuitos para el GPS.
Finalmente encontramos uno en Pismo Beach.
20-10-15. PISMO BEACH – HALF MOON BAY.
Comenzamos la ruta hacia San
Francisco rumbo Norte, siguiendo la carretera de la costa. Hace un día soleado
y agradable. La carretera serpentea dulcemente pegada al mar, es bonita, pero
tampoco es tan espectacular como pone en la guía. Yo soy muy rutero y un friki
de las carreteras, quizá sea yo quien tiene el listón muy alto.
Eso sí, encontramos un remetido en
el que paramos a comer con unas vistas preciosas.
En una de las playas de a ruta se
supone que se pueden ver elefantes marinos, así que nos desviamos a ver si
conseguimos ver alguno. Y… ¡wow! ¡hay cientos!
A la altura de Monterey hay un
desvío para recorrer la famosa “Carretera de las 17 millas” (17 Mile Drive). En
la guía la ponen como espectacular, y unos conocidos también nos habían hablado
de ella, así que allá fuimos. La carretera es de peaje (unos 10$) y recorre una
zona residencial ultra pija y unos campos de golf y no resulta nada
interesante. Hay una parte que recorre la costa, pero nada especial. Lo que más
llama la atención de la zona son los pedazo de casas que hay por aquí.
Hacemos noche a las afueras de San
Francisco, para mañana por la mañana devolver La Cacharra y disfrutar de esta
ciudad los últimos días del viaje.
21 y 22-10-15. SAN FRANCISCO.
Conseguimos reponer el depósito de
propano para devolverlo lleno y nos presentamos en la central de Cruise America
a primera hora. De nuevo con la maleta a cuestas nos dirigimos al centro para ir
al hotel. Para ello cogemos un taxi en la propia Cruise America para que nos
lleve a la estación de tren. El taxista intenta convencernos para llevarnos directamente
al hotel, pero claro, le hacemos ver que 5 min de taxi más un billete de
cercanías es muchas veces más barato que una hora de taxi, aunque le cuesta
aceptarlo. Además, tengo la costumbre de
saber por donde voy o me llevan, asique abro Google maps, lo que cabrea mucho
al taxista. En fin, es lo que hay.
Desde pequeño, cuando escuchaba la
palabra San Francisco pensaba en coches saltando por sus calles en forma de
tobogán, en un enorme puente rojo o en Clint Eastwood fugándose de la cárcel.
Pero también hay tranvías, una calle de color lombarda zigzagueante entre
flores y muchos homosexuales, ya que esta ciudad se consolidó como un bastión
liberal en los Estados Unidos. Pero seguro que hay muchas más cosas, y por ello
salimos a recorrerla.
Lombard Street |
¡Y por fin llegó el día! ¡Para mí
uno de los platos fuertes del viaje sin ninguna duda, la visita a la cárcel de
Alcatraz! La de películas que habré visto sobre este lugar…. Sí, soy un
enamorado del cine carcelario, por lo que estar aquí me hace especial ilusión.
Para que os hagáis una idea, yo nunca reservo nada, creo fielmente en la
improvisación, pero las entradas de Alcatraz las compré con tres meses de antelación…
Llegamos al Pier 33 del puerto
desde donde sale el ferry con bastante adelanto, y había un jaleo de narices.
Muchísima gente, pero todo bastante bien organizado. Sale un barco lleno de
gente hacia La Roca cada 30 minutos. Una vez en la isla recoges la audio guía
(que esta muy bien) y haces la visita a tu ritmo.
En la primera sala hay un vídeo
explicativo de la historia de Alcatraz, que resulta bastante interesante, ya
que además de la famosa historia de la penitenciaría esta isla fue ocupada
durante 18 meses por los nativos americanos, cuando la política quería acabar
con el reconocimiento de las tribus indias. Una historia curiosa e interesante
que os recomiendo que investiguéis un poquito. En algunos lugares de la cárcel
todavía pueden apreciarse algunas pintadas de aquel movimiento.
El interior de la prisión me ha
llamado la atención por lo pequeño que es. Las celdas son realmente pequeñas.
Hay algunas abiertas para que el visitante pueda entrar. Es inevitable pensar
en la película “La Roca” al estar dentro, ya que en esta película encierran a
los turistas en estas celdas…. También
están recreadas las celdas con las cabezas de muñeco que ayudaron a escapar a
Frank Norris y los hermanos Anglin. Si desconoces esta historia no dejes de ver
la película “La fuga de Alcatraz” protagonizada por Clint Eastwood.
Desde la cárcel podían ver y escuchar la ciudad. Toda una tortura psicológica. |
Y con esta super visita termina
nuestro viaje por California, un poquito de Nevada y otro poquito de Arizona.
Un viaje espectacular, recomendable al cien por cien, ya sea en autocaravana,
coche, moto o cualquier otro medio.
Pero no quiero despedirme sin antes
enseñaros los albornoces tan molones que había en nuestro hotel de San
Francisco.